Deberíamos acostumbrarnos a mirar al suelo, a veces podemos encontrar maravillas…

Esta tendencia comenzó en los años 80 y desde entonces cada ciudad de Japón tiene su propio estilo de diseño, evocando la identidad cultural de la región. Hasta las fundiciones preparan las alctanterillas ya con los diferentes diseños para que luego los artistas las pinten. Se ha convertido en parte de la idiosincrasia de este país.

Este  movimiento llamado manhorumanía, a parte de pintar alcantarillas, se dedica a coleccionar fotografías y estas las podemos encontrar en blogs. Destaca también el libro Drainspotting, donde el fotógrafo y artista de Tokio, Remo Camerota recopila gran parte de estos sumideros a lo largo de sus páginas.

Es una bonita forma de decorar una ciudad y sobre todo un elemento tan feo y sobrio como lo es una tapa de alcantarilla.

Aquí tenéis una web por si queréis ver más imágenes.

¡Qué tengáis un buen fin de semana!